sábado, 11 de febrero de 2012

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN


La Confirmación es el sacramento que nos da el Espíritu Santo, para que vivamos y confesemos valientemente nuestra fe y seamos testigos y apóstoles de Cristo.

Jesucristo, después de subir al cielo, envió a sus Apóstoles el Espíritu Santo, quien es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Ese mismo Espíritu lo recibimos en el Bautismo y la Confirmación.
Al Espíritu Santo lo recibimos para que santifique nuestras almas y nos haga fuertes en la fe, y obra en nosotros dándonos sus sietes dones y produciendo sus diez frutos.

JESÚS NOS DA EL ESPÍRITU SANTO


La Ascensión del Señor: El Misterio Pascual de Cristo culmina en la Ascensión del Señor. Jesús resucitado estuvo 40 días en la tierra y se apareció varias veces a sus discípulos, a su Madre María y a algunas mujeres.
Un día reunió a los apóstoles en el monte de los Olivos, les encargó que fuesen por el mundo a predicar el Evangelio.
Les prometió que cuando Él se fuese al cielo les enviaría el Espíritu Santo: “Recibiréis al Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos, diciendo esto fue arrebatado a la vista de ellos y una nube lo ocultó a sus ojos.”

PENTECOSTÉS


Es una palabra que significa “cincuenta días”. Los judíos celebraban esta fiesta 50 días después de la Pascua para dar gracias a Dios por las cosechas.
Nosotros, los cristianos, celebramos la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María. Jesús cumple la promesa de enviarnos al Espíritu Santo.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice cómo ocurrió este hecho tan importante:
“Llegó el día de Pentecostés y estaban todos los discípulos reunidos en el mismo sitio. De pronto vino del cielo un ruido, como de un viento fuerte, que llenó toda la casa donde estaban.
Y vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que se repartían, posándose encima de cada uno. Y todo quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les concedía expresarse.”

ESPIRITU SANTO Y LOS APOSTOLES


El Espíritu Santo llenó de fuerza a los Apóstoles. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Las tres personas de la Santísima Trinidad son Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La Santísima Trinidad es el mismo Dios, el único Dios con tres personas distintas.

Cuando los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo se sintieron llenos de fuerza para ser testigos de Jesucristo por todo el mundo.
Los Apóstoles empezaron a enseñar la doctrina de Jesucristo y por eso fueron perseguido y encarcelados, azotados y muertos. Fueron valientes para soportar la persecución gracias a la ayuda del Espíritu Santo.

EL ESPIRITU SANTO Y LOS CRISTIANOS


Los Cristianos recibimos el Espíritu Santo por primera vez en el Bautismo y con mayor plenitud en la Confirmación.
El Espíritu Santo nos hace fuertes y valientes para que vivamos como discípulos de Jesús. Él nos une y nos impulsa a vivir como los primeros cristianos. Nos ayuda a comprender mejor lo que Jesús nos enseñó. Nos da fuerzas para seguir el ejemplo de Jesús y por nuestra vida llevar la luz del Evangelio a los demás.
Está dentro de cada uno de nosotros y nos anima a ser amigos de Jesús y a sentirnos hijos de Dios.

Nosotros debemos invocar mucho al Espíritu Santo para que nos de firmeza en nuestra fe y nos haga valientes para vivirla. Por eso, debemos invocarlo diciendo: “Ven, Espíritu Santo, llena de fuerza nuestros corazones”.

EL ESPIRITU SANTO Y LA IGLESIA


El Espíritu Santo es la fuerza de la Iglesia. La impulsa para que se extienda por todo el mundo.

El mismo día de Pentecostés, Pedro su puso a predicar con la fuerza del Espíritu Santo y unas tres mil personas entraron a formar parte de la Iglesia. Así se lee en los Hechos de los Apóstoles: “Los que acogieron la predicación de Pedro se hicieron bautizar, y aquel día se les unieron unas tres mil personas.”

El Espíritu Santo es el amigo que nos deja Jesús al irse al cielo. Él nos enseña la verdad y nos recuerda lo que Jesús hizo para que también nosotros vivamos con Él.

Por el Espíritu Santo participamos en la vida de Dios. Por eso somos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y herederos de la vida eterna. Este regalo tan magnifico es lo que llamamos la vida de la gracia.

ACCION DEL ESPIRITU SANTO EN LA IGLESIA


El Espíritu Santo actúa en la Iglesia, la anima, la asiste, la impulsa y la santifica.

El Espíritu Santo nos ayuda a todos los bautizado a conocer mejor y más profundamente el mensaje de Jesús, nos guía hacia la verdad y ejerce sobre nosotros la fuerza que nos une y nos impulsa a amar a todo el mundo.
La Iglesia, comunidad de los discípulos de Jesús, animada por el Espíritu Santo, se convierte en la luz para los pueblos. Cuando los cristianos damos testimonio de unidad, de fe y de amor entonces aparece la Iglesia como un signo que llama la atención, que sorprende y atrae a los que están fuera.
Cuando la gente veía cómo vivían las primeras comunidades cristianas decían: “Miren, cómo se ama”